El pensamiento no es sino la respuesta a algo que le preexiste (una historia, una herencia, un habito): pensar es recordar. La memoria, a este respecto, no consiste en extraer con un acto neutro saberes ya hechos del pasado, sino el modo en el cual damos activamente formas al sentido, lo inscribimos en el presente y asignamos significados a lo que nos ocurre. Asi de profundo es el logos parte de esta premisa para interrogar aquello que constituye el pensamiento a la luz del ejercicio filosofico, en atencion a la fragilidad que atraviesa el vinculo entre saber y logos, y a la oscuridad de este ultimo. Sobre esta consideracion, Andrea Potesta enfoca la practica de la filosofia como practica testimonial, en la cual el esfuerzo narrativo se sostiene en la necesidad infinita y creativa de construir un relato, un testimonio, que hereda a su vez el vertigo de los limites del lenguaje, la infinitud del logos y la confrontacion abismada entre el yo y el tu, a saber, entre la distancia insoslayable en que el yo se enfrenta a lo distinto. Con una escritura que auna el fragmento y el dialogo, este libro nos situa entre la proyeccion narrativa, sostenida y memoriosa, en la cual se proyecta el yo, y una narratologia que evidencia los atajos discursivos y el caracter residual del enunciante: su sosten en reenvios ficcionales y suplementos que no han de fijarse.