El Cap tulo VIII de la Constituci n, constante de ocho art culos que van del 119 al 126, garantiza el derecho de nuestros ind genas a existir como pueblos y comunidades, organizaci n social y econ mica, cultura, usos y costumbres, as como idiomas y religiones.

Adem s, el 8 de diciembre de 2005 la Asamblea Nacional, presidida por Nicol s Maduro aprob , firm y sell la Ley Org nica de Pueblos y Comunidades Ind genas.

Por otro lado, el 8 enero de 2007 el teniente coronel (r) Hugo Ch vez cre un Ministerio para los Pueblos Ind genas con el fin de proteger a los m s de 40 pueblos originarios existentes en el pa s.

De igual modo, la fiscal a general de la Rep blica, mediante directiva n mero 0012, del 21 de julio de 2016, estableci los lineamientos sobre asuntos relacionados con la competencia de la jurisdicci n especial ind gena.

Sin embargo, esa estructura legal y burocr tica, muy al contrario de lo afirmado por la titular de ese despacho en enero de 2020, Aloha N ez, en modo alguno ha servido a los fines en ella expuesta, porque nuestros abor genes pr cticamente est n desamparados en materia social, sanitaria, ambiental, cultural, etc.

En julio de ese a o, por arbitraria decisi n del Consejo Nacional Electoral, se les priv del derecho a elegir a sus representantes ante el parlamento como lo contempla la Constituci n, es decir, mediante el voto secreto y directo. Lo ins lito de ese atropello contra los derechos pol ticos de los pueblos ind genas es que se haya aprobado por unanimidad.

En el socialismo del siglo XXI, las condiciones de los pueblos originarios han empeorado a t rminos solo comparables a la era colonial.

Nuestros ind genas son despojados de sus tierras, en zonas mineras, por militares de las Fuerzas Armadas en contubernio con bandas delictivas, son asesinados tanto por estos como por grupos irregulares colombianos, son sometidos a esclavitud, son perseguidos inclusive en territorio brasile o y son excluidos de programas de atenci n alimentaria y sanitaria causando altos grados de mortalidad, desnutrici n, etc.

Uno de los caciques de los tiempos coloniales, Guaicaipuro, ha sido convertido en s mbolo del chavismo, al extremo de que sus presuntos restos reposan en el Pante n Nacional, identifica a uno de los programas de d divas del r gimen y sustituy a Francisco Fajardo, hijo de una cacica margarite a como denominaci n de una importante avenida caraque a, que el pueblo igualmente sigue llamando por su nombre original.

Podr a pensar un lector desprevenido que la abundancia de leyes y burocracia para favorecer a los pueblos originarios se traduce en bienestar y progreso para ellos.

No es as , como tratar de demostrarlo en esta monograf a digital, llamada as porque toda su fuente documental proviene de la Web, constantemente actualizada sobre cualquier tema.

Los Ind?genas en el Socialismo del Siglo XXI - pocket, Spansk, 2022