Poemas para una dama rubia.

Se ha dicho certeramente que la poes a no sirve para nada toda vez que no produce dinero ni rinde corazones femeninos; no obstante el hecho de leerla y escribirla puede causar una adicci n terminal que desaf a toda l gica y los mejores consejos de nuestros padres y maestros.
Lo cierto es que la poes a ha arruinado a m s personas que la b squeda de la piedra filosofal, los juegos de cartas y las carreras de caballos ya que el dios Apolo y las nueve musas ejercen sus inalienables privilegios y su culto est muy lejos de morir.
Nada m s f cil que reconocer al poeta por un vago aire de locura, escribiendo en una libreta, una servilleta o en la etiqueta que ha despegado de su botella de cerveza, o vagando, si llueve o hace mal tiempo, por el parque, los cementerios y muchos sitios que evita la mayor a de las personas.
Dedicado a mi querida amiga, Marissa Ch vez, cuando la cortejaba durante los funestos d as en los que trabaj bamos en Televisa, el peque o poemario "Dama cisne" NO est dividido en tres ambientes, como la mayor a de mis florilegios, y se compone de 20 poemas isosil bicos.
El librito, cuyo tiraje inicial fue de un ejemplar que tal vez conserve Marissa, arranca con los siguientes dodecas labos:

Podr a hablar de los rostros silenciosos,
de los ecos perdidos en la memoria
y del lejano graznido de las aves.

Atravesar puertos cubiertos de bruma
donde me atormenta una tristeza abstracta
de canciones ahogadas por anchos muros.

Hay anhelos sin nombre a los que doy forma
de mujer, de chispas, bosques y ciudades,
mas plenitud, absoluto es imposible,
es un grito repetido entre la nieve,
entre las altas monta as... desoladas.

Para que no se diga que soy un poeta absolutamente moderno (lo que ser a una aberraci n antipo tica) el lector encontrar dos estancias trasnochadas que siguen el modelo de Quevedo, una de las cuales se cita a continuaci n:

Alquimia de vapores y fantasmas,
amanec a con fr giles rumores de la lluvia...

Esos dulces fantasmas
prendieron ter en mi fantas a
con tu belleza rubia
de n ctar y ambros a...

Mi soledad escuchaba el lamento
que arrastra por los rboles el viento,
y cesaron las viejas emociones
y mi tristeza, a eja como el mar,
se transform en plumajes y canciones
que ard an con el ansia de plasmar
la distancia, los sue os, las visiones.

Los amantes de los pasteles de crema, de los efectos dram ticos y la cursiler a en general est n de pl cemes, y para muestra un bot n:

Entonces todo era silencio,
profundo silencio invitando
a oficiar como sacerdote
de p lidas lunas y oto os,
y aprend a a envidiar de los rboles
su constante copa de muerte.

Cuando me cerraste las puertas
atin a lamer mis heridas,
y ese fr o de la monta a
soplaba constante en mi rostro,
con el mensaje del invierno
aderezado por la lluvia.

Entonces todo era silencio,
profundo silencio invitando
a detenerse y escuchar
el lento caer de las hojas
entre desvanecidas aguas
de arroyuelos turbios y helados.

Hubiese querido gritar
lo mucho que ya te extra aba,
y el dolor del falso recuerdo
por los instantes compartidos
-esos momentos que invent -
sue os que para ti son nada.

Entonces todo era silencio,
profundo silencio invitando
a recorrer con mi tristeza
las h medas, vac as calles
por donde pasan los fantasmas,
mis tercos espectros de ausencia.

Si todav a no han pescado una diabetes con tanta melaza os comento que la edici n digital tiene como portada el cuadro The lady of Shalott, de Jhon William Waterhouse, y se engalana con las fotograf as de mi querida amiga Angie L pez.

Elko Omar V zquez Erosa

Dama cisne - pocket, Spansk, 2017